Recogerte el desastre cuando hayas roto el jarrón,
cuando se te caiga el café sobre los papeles del trabajo
y las ideas salten en tu mente
pero desaparezcan entre la blanca tinta de los folios.
Volver a la estacada, a la escarcha entre las rosas
pero sobre todo entre la espina dorsal de tu espalda.
Balancearte con una nana que suena como la poesía de Neruda
y las sábanas que forman las letras de Extremoduro.
Matrícula de honor preciosa.
ResponderEliminarMe encanta recibir tus comentarios, te lo juro, me hacen muy muy feliz.
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