Los Domingos siempre implican resaca,
aunque no hayas bebido la noche anterior.
Implican mareo en el corazón
y sentir que la cabeza va a la deriva,
con razón.
Implican desgaste de labios,
abrazos arrugados que hacen estirarte
hasta la última esquina del cuerpo.
Versos arrastrando los pies por el salón
pero llevando tu nombre a modo de bandera.
Manos que escriben solas
-por todo tu cuerpo-
en busca del tesoro,
con más ganas que un niño de diez años
vestido de explorador.
Zapatos recién estrenados,
recién pisados
que se han quedado anclados a los pies de tu cama.
Los Domingos implican quererte más que en toda la semana pero menos que la próxima.
Me encanta el texto entero, pero sobre todo la última frase.
ResponderEliminarEscribes genial!
Un beso enorme!